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lunes, 13 de abril de 2020

Dosier: El luteranismo y la Iglesia luterana.

Dosier: El luteranismo y la Iglesia luterana.
El luteranismo es una de las principales ramas del cristianismo protestante y surge de la teología de Martín Lutero (1483-1546), un reformador eclesiástico alemán.

La Reforma protestante y la Contrarreforma.

La Reforma protestante que el emperador Carlos V y el rey Felipe II detestaban comenzó en 1517, año en que Martín Lutero expuso a debate público sus 99 tesis. En busca de la salvación personal y ofendido por la venta de indulgencias papales, el profesor de Wittemberg había llegado a una conclusión que se diferenciaba en poco de la que había provocado la muerte de Jan Hus un siglo antes. Lutero renunció a retractarse incluso cuando se enfrento a una bula de excomunión. No obstante, a pesar de su carácter religioso, tras proclamar que la salvación sólo se obtiene mediante la fe, el desafío de Lutero a la Iglesia se mezcló con aspectos políticos. Al reconocer el peligro de las repercusiones políticas de sus ideas, Carlos V puso a Lutero bajo proscripción imperial.
La ruptura de Lutero con la Iglesia podría haber sido un hecho aislado si no hubiera sido por la invención de la imprenta. Sus escritos, reproducidos en gran número y muy difundidos, fueron los catalizadores de una reforma más radical incluso, la de los anabaptistas. En su determinación por recrear la atmósfera del cristianismo primitivo, los anabaptistas se opusieron a los católicos y a los luteranos por igual. La Reforma tampoco pudo ser contenida geográficamente; triunfó en Suiza cuando Zuinglio impuso sus ideas en Zurich. En Ginebra, Juan Calvino, francés de nacimiento, publicó la primera gran obra de la teología protestante, Institución de la religión cristiana (1536). El calvinismo demostró ser la más militante políticamente de las confesiones protestantes. En Inglaterra el rey Enrique VIII impuso la independencia de Roma, dando paso a una nueva Iglesia, la anglicana.
Incapaz de conservar la unidad cristiana occidental, la Iglesia católica no cedió territorio a los protestantes. La Contrarreforma, que no sólo fue una respuesta al desafío protestante, representó un esfuerzo por vigorizar los instrumentos de la autoridad de la Iglesia católica. El Concilio de Trento reafirmó el dogma tradicional católico, denunció los abusos eclesiásticos y potenció la Inquisición y el Índice de libros prohibidos. Con la Compañía de Jesús, fundada por san Ignacio de Loyola, la Contrarreforma podía enorgullecerse de contar con una organización tan militante y dedicada como la de cualquier confesión protestante.

La Reforma protestante.

La Reforma supuso un cambio político, religioso e ideológico fundamental. La libertad de conciencia y la rebelión contra los poderes más emblemáticos del pasado (el Imperio y el Papado), subvirtieron el pensamiento político, planteando las cuestiones de la naturaleza del poder, los límites de este y el derecho de resistencia al poder injusto.

La Reforma al principio es antihumanista y, por lo tanto, anticlásica. Lutero y Calvino quieren volver al espíritu del primer cristianismo, desconfían de la razón y la filosofía (tomista) y rechazan el derecho de resistencia al gobernante, cuyo poder es absoluto. Melanchton y Zwinglio, mucho más inclinados hacia el humanismo (ellos mismos eran excelentes humanistas) intentarán superar esta enemistad, se inspirarán en los autores clásicos y aceptarán el derecho de resistencia, aunque muy limitado. Por su parte, el anabaptista Münzer predica el comunismo radical.


En el protestantismo luterano destacan los teólogos Lutero y, en menor grado, Melanchton.

Lutero.


Martín Lutero (1483-1546) era un monje agustino, profesor de teología en la universidad de Wittenberg, que asentó las bases doctrinales del protestantismo religioso e inició la Reforma con sus 95 Tesis de Wittenberg (1517), en las que condena los abusos de la Iglesia. Su tesis básica es la “interiorización” de la religión, por lo que desaparece la organización eclesiástica (todos los fieles son sacerdotes) y, por lo tanto, el Estado, encarnado en los príncipes, asume su papel y tiene el derecho de resistencia al papa. En suma:
- El carácter divino de toda autoridad establecida.
- La separación radical entre le Fe y la Ley.
En política apoyó a los príncipes (Felipe de Hesse, Mauricio de Sajonia) y nobles alemanes en su doble lucha contra el campesinado rebelde y la tutela del Emperador y la Iglesia. Con su legitimación teórica los príncipes alemanes y los reyes de Dinamarca y Suecia secularizaron los bienes de la Iglesia católica y se vieron implicados definitivamente en la causa protestante, imponiendo su doctrina a sus súbditos.
Sus ideas políticas las explica en De la autoridad temporal (1526) y muchas otras obras de un pensamiento absolutista:
- El príncipe tiene un poder absoluto, por ser un poder de origen divino (es Dios quien le concede el poder). Sólo responde de ese poder ante su conciencia: el castigo del príncipe es reservado a Dios.
- El poder político (la “superioridad”) sólo es querido por Dios para reprimir la maldad humana. Por su filosofía agustiniana Lutero es pesimista y quietista (pasividad del individuo ante el príncipe) ante el poder político, que debe ser usado para reprimir a los pecadores y no es válido para defender a los débiles contra los poderosos.
- Los súbditos deben su obediencia pasiva al príncipe.
- El príncipe no puede imponer a sus súbditos la religión, pues el alma es potestad de cada individuo. Pero en la práctica los príncipes luteranos sí impusieron la religión a sus subditos, en la Paz de Augsburgo (1555).
No hay derecho pleno de resistencia del individuo a las decisiones del príncipe (lo que explica su horror a la rebelión de los campesinos alemanes contra sus señores), por lo que la resistencia del subdito sólo puede ejercerse en su conciencia íntima.
- Pero había una grave contradicción en su teoría. ¿Cómo oponerse legítimamente al poder del emperador, soberano natural del Imperio y partidario del Papado? Lutero era reacio al principio a aceptar la rebelión contra el emperador quería pactar y tal vez convencerle, pero finalmente, bajo la influencia de Melanchton y de los príncipes alemanes, lo resuelve con la tesis de que los príncipes tienen el derecho de resistencia ante el emperador y el Papa, ya que estos incumplen la constitución de Alemania y no siguen los sagrados designios de Dios.
Socialmente es conservador: la sociedad estamental de la Edad Media tiene un carácter sagrado e inmutable. Es contrario al comercio y la usura.

Melanchton.
Felipe Melanchton (1497-1560) es el teólogo protestante de mejor formación humanista y filosófica. Intenta una síntesis entre Humanismo y Reforma. Muy influyente, será quien organice la Iglesia luterana y mejor legitime el derecho de resistencia contra el emperador.
- Acepta el principio del poder absoluto del príncipe.
- Niega el derecho de resistencia, pero comprende que la doctrina luterana puede conducir al abuso de poder.
- Limita (moralmente) el poder con una organización eclesiástica (obispos y pastores luteranos) que, junto a los magistrados y príncipes, instaure una convivencia moral. Pero en los descuerdos predomina el poder político.


FUENTES.
Internet.

Documentales / Videos.
Los alemanes - Lutero y la nación. 42 minutos.

Libros.
Kaufmann, Thomas. Martín Lutero. Vida, mundo, palabra. Trad. de Irene Stephanus. Trotta. 2017. 134 pp.
Lutero, Martín. Escritos políticos. Trad. de Joaquín Abellán. Tecnos. 2008. 216 pp.
Lutero, Martín. Lutero: Obras. Trad. de Teófanes Egido López. Sígueme. 1997. 478 pp.
Maritain, Jacques; Forte, Juan Manuel. Tres reformadores: Lutero, Descartes, Rousseau. Biblioteca Nueva. 2011. 328 pp.
Roper, Lyndal. Martin Lutero. Renegado y profeta. Trad. de Sandra Chaparro. Taurus. Barcelona. 2017. 640 pp. Reseña de Andrew Pettegree. “El Cultural” (14-VII-2017).

Noticias.
Doncel, Luis. Orgullo luterano en Alemania. “El País” Ideas (23-X-2016). El quinto centenario de la reforma protestante invita a reflexionar sobre el legado de Lutero, con sus claroscuros, como fundador no solo de una nueva visión religiosa sino también como uno de los adalides germanos del idioma, del espíritu nacional e incluso del antisemitismo.
Martínez Shaw, Carlos. Demoliciones y reformas Martín Lutero. “El País” Babelia 1.355 (11-XI-2017). Novedades bibliográficas de Lutero, especialmente de Thomas Kaufmann y Lyndal Roper, que muestra sus luces y sombras.

Análisis y opinión.
Altares, G. Europa, partida en dos. “El País” Ideas 115 (23-VII-2017). Lutero desató un cataclismo en Europa.

Bedoya, Juan G. España no comulga con sus protestantes. “El País” (14-VIII-2017). El Gobierno no se interesa por los 1,5 millones de cristianos reformistas en el Año Lutero. El artículo resume la historia de la legalización del protestantismo en España al final de la dictadura franquista.

Fraijó, M. La invitación de Martín Lutero. “El País” (29-XII-2016).
Fraijó, Manuel. Retorno a Wittenberg. “El País” (30-XII-2017). Admiración por Lutero.

Rey, Fernando. Reforma protestante y constitucionalismo. “El País” (26-II-2018). Entre las fuentes del constitucionalismo están el protestantismo calvinista pero también el catolicismo de la Revolución Francesa.

Roca Barea, María Elvira. Martín Lutero: mitos y realidades. “El País” Ideas 115 (23-VII-2017).

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